miércoles, agosto 30, 2006

Llámenme Brayatan

Mucho se ha escrito sobre el enigmático comienzo de Moby Dick, la obra maestra de Herman Melville: “Llámenme Ismael”, dice el narrador, y acto seguido se embarca en su peregrinaje por las oscurísimas calles de Nantucket, buscando un lugar donde dormir. En realidad, el simbolismo es transparente y poderoso. Ismael es el verdadero primogénito de Abraham, pero hijo de Agar, su esclava egipcia, y no de Sarah, su esposa legítima. Y cuando esta última, por la milagrosa intervención divina, queda embarazada, Ismael es expulsado de la casa paterna. En José y sus hermanos, Thomas Mann hace un magnífico retrato del ismael el maldito, jefe de ladrones, ambiguo y siniestro,marcado por el destino de la exclusión y convertido en el otro, en la amenaza por excelencia al orden (la historia bíblica repite los papeles: Ismael es otra representación de Caín), pero también en el testigo, en el que mira de lejos el desarrollo del vasto plan que pondrá orden en el caos de la historia. En la novela de Melville, el papel de Ismael va en esta última línea: es el ajeno, el testigo, el que está condenado a sobrevivir para contar lo que vio.

Vamos a cambiar bruscamente de escenario. Con dedos temblorosos, el aspirante a un trabajo escribe su nombre en la parte alta de su currículo. Tiene las calificaciones necesarias. Supongamos que fue un hijo del rigor especialmente sacrificado y milagrosamente inteligente, que sorteó las barreras de la educación básica pública y, por sus méritos, llegó al Instituto Nacional, desde donde, becas mediante, pasó a la Universidad de Santiago y se tituló de ingeniero con notas sobresalientes. ¿Por qué entonces le tiemblan los dedos? ¿Por qué suda frío cuando deletrea b-r-a-y-a-t-a-n en la pantalla casi en blanco? No nos pongamos tan exigentes con él: no leyó a Melville y apenas conoce la Biblia, pero sí intuye que es portador de un estigma casi tan poderoso como la marca en la frente de Caín o la oscuridad que se evidencia en los ojos sesgados de Ismael. Teme, y con razón, que esa marca reste todo significado y valor a lo que escribirá después y que su currículo, si es que llegó a ser impreso, partirá de inmediato a las cajas de papel para reciclar o derechamente a la basura. Sabe que su gesto de rebelión -completar la escritura y enviar sus datos- es bravo, inútil y desesperado, como mensaje arrojado al mar dentro de una botella. Se llama Brayatan. Brayatan Pérez, González, Gutiérrez, Tapia, da lo mismo: es el Brayatan, amigo del Jonathan y del Cristopher, hermano de la Nayareth y del Brandon, primo de la Yessenia. Ha visto, desde la micro, las torres orgullosas del Sanhattan criollo. Tiene un ternito y una corbata comprados en cuotas en La Polar. Tiene su título, por la cresta. Y ve, en un momento de iluminación, su destino: una oficinita atestada en un gris edificio de un gris servicio público. Seguirá viendo Sanhattan desde lejos.

11 Comments:

Blogger Gloria said...

Si, la diferencia sgue ahí.
Y, cada vez menos "funcionarios", seguimos cual Sísifos, inventando mecanismos,instrumentos y dispositivos para borrar lo inevitable. ´

A veces dan ganas de dedicar el tiempo a leer las estadísticas y los libros que nos cuentan de lo bien que lo hemos hecho.

Dicho sea de paso: escribo ésto en horas "extras", y a modo de rebeldía snob contra el solitario que juegan los demás. Puro ocio de tarde en viernes, desde una encumbrada oficina estatal.

5:03 p. m.  
Blogger Rodrigo Pinto said...

Gloria, los tiros no iban por ahí, pero un problema de las columnas es que hay que buscarles un final; y en este caso pensé en organismos como la Sectra o el Sernageomín, por ejemplo, de perfil más técnico. Ahí debería -o más bien podría- postular el Brayatan.

En el sector público hay cargos con poder, otros con glamour, otros con trabajo y otros, en fin, con lo que dicte el estilo personal de usar las horas de ocio. Mejor leer blogs y opinar que jugar solitario, en todo caso. Gracias por el comentario.

7:21 p. m.  
Blogger Unknown said...

Te falto anotar el número de teléfono de Brayatan 7732531

Plan Z dijo algo sobre ese punto
http://www.youtube.com/watch?v=j7vtbCrhoK8

¿Te parece que el comienzo de Moby... podría estar en esa lista que alguna vez armó Vila.Matas con los mejores principios de novela?

2:19 p. m.  
Blogger Rodrigo Pinto said...

Cienfuegos, gracias por el link, está genial. se me había olvidado ese capítulo del Plan Zeta.

Y claro que debería estar, creo yo. No recuerdo haber visto esa lista, la voy a buscar.

1:04 p. m.  
Blogger Rodrigo Pinto said...

Cienfuegos, encontré la referencia (creo). Vila-Matas escribió en LUN una columna que se llama "Primeras frases", recogida en Aunque no entendamos nada. En realidad no es una lista, sino una reflexión sobre el consejo que suele recibir un escritor que se está iniciando en el oficio: "es fundamental que la primera frase atrape al lector". Yo lo he escuchado también, pero referido al primer párrafo.

Y luego continúa con las primeras frases que "no destacan precisamente por ser llamativas o brillantes" y que han tenido fortuna, como la de En busca del tiempo perdido: "durante mucho tiempo, me acosté temprano". Nada muy citable como genialidad, pero que ha sido parafraseada hasta el cansancio. Ojalá escriba el artículo que promete "sobre las primeras frases célebres de libros famosos". Tratándose de él, probablemente terminaría en una novela tipo Bartleby y compañía

7:08 a. m.  
Blogger Montag said...

Excelente post, muy interesante tu blog,

Saludos,

A.

2:27 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué interesante el tema.
Yo abordaría la discriminación que es en realidad la causa del pesar del Brayatan, más allá de cómo se llame, fácilmente alguien lo puede discriminar por su apariencia, por su forma de comunicar, por su color de piel o por su forma de pelo, etc.
Podría llamarse Pedro, Juan Carlos, o cualquier otro nombre, y la discriminación seguirá ahí como una vara midiendo la dignidad de las personas.
Aquí el problema radica no en el acta bautismal de los padres, sino en el hecho de que cualquier manifestación popular acarrea consigo un áurea de condenación, una tragedia anunciada: cómo lo es la costumbre de bautizar con nombres ingleses, a mi juicio gatillada por el bombardeo de imágenes del exitismo norteamericano y el prestigio inglés.
Esta discriminación acarrea también una dosis de incongruencia, pues quienes se burlan de estos nombres [por ejemplo, en youtube, donde está de moda reirse de los "flaites"] corren deseosos a ver la última película de holliwood y consumen lo que sale en esas películas, de otro modo replicando la conducta que execran.
Saludos
Fiestoforo

12:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Brayantan ya existe, y ademas de ser empresario de su propio negocio (bissness) de la urbe, tambien es rapero, es cantante, de la "blapo" chilena. Es independiente y en verdad esta dando mucho que hablar por lo pelicuar, y la forma en que usa su labia, tan nuestra. tan shhilena. Les dejo su sitio para que lo comenten http://www.myspace.com/brayatan

saludos

1:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Grande Nc Brayatan! registra en toas partes, por el maikel, el sharly, la lesli, el bairon, el lensho y el kevin! pura viveza de la lleca shilena

10:33 a. m.  
Blogger google antivirus said...

Muy buen relato.
La ley permite cambiarse el nommbre cuando se sufre monoscabo.
Pero los flaites lucen orgullosos su condición, ya no se apunan en el barrio alto y hablan en voz alta con ese horrible acento que alarga las vocales en forma innecesaria.

3:45 p. m.  
Blogger google antivirus said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

3:49 p. m.  

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