Espesor
Es la palabra de moda, casi siempre utilizada en forma negativa: a tal obra o género le “falta espesor”. Es decir, supongo, cuerpo, volumen, calibre, peso, aunque ningún sinónimo parece agotar lo que se ha dado en denominar con la palabreja, que viene a ser algo así como el mínimo existencial que le otorga verdadera entidad a una obra dada. Complicado el espesor. Espeso. Se levanta como muletilla y metáfora a la vez, de esas que todos parecen entender, tanto quien la escribe como quienes la leen, pero, en realidad, nadie sabe muy bien de qué se está hablando.
Sobre todo si uno opone el espesor a su antónimo, la fluidez. Si le falta espesor, le sobra fluidez; ¿pero no es esa una de las virtudes que se le exigen a una obra literaria o cinematográfica o musical, que fluya bien? A mí me quedaría muy claro el concepto si alguien dice que la novela de Perico de los Palothes “carece de un mínimo aceptable de fluidez”. Yo pensaría que se dice que la lectura avanza a trancas y barrancas, a bandazos, a tropiezos; que el relato no se arma, que el lector se ve obligado a volver la vista atrás a cada momento, que las páginas de ese libro se hacen interminables. ¿Pero qué podría pensar si se dice que “carece de un mínimo aceptable de espesor”? Francamente, no lo sé. En general, no simpatizo con lo espeso. Me cae gordo. Me gusta el consomé, pero no esas sopas donde la cuchara queda parada. La espesura selvática me parece atractiva, pero no sé si para internarme en ella, en el caso de que efectivamente hubiera una selva ahí afuera. Un tipo espeso es pesado, creo yo, alguien a quien resulta difícil sobrellevar en el diálogo cotidiano. El prototipo del autor espeso, para mí, es alguien que dice con muchas palabras lo que puede decir en pocas, pero tengo que reconocer que no es de ese espesor del que se habla, sino de algo así como complejidad, estructura, vaya uno a saber, en realidad; algo virtuoso, en todo caso, un espesor… ¿en significados? ¿En riqueza simbólica? Tan espeso es el tema que no se me ocurren más preguntas.
Y mientras no se sepa la respuesta, es, de todos modos, un cliché que suena bien, una frase denigratoria que sale gratis, un alfiler para clavar un bicho en la sección “falta de espesor” del insectario. No sé si ahí abundarán los bichos flacos, los de dos dimensiones, los fluidos gaseosos. Tal vez por ahí va la cosa: el espeso es el que tiene bien definidos sus contornos, el “que carece de espesor” es el que se desvanece en el aire. Había una profecía en ese sentido, ¿no?
4 Comments:
A ver... espesor no es lo mismo que contundencia, un caldo contundente (como el consomé) no es espeso necesariamente, un libro espeso no es un libro contundente necesariamente, un autor espeso no es un autor contundente necesariamente... ¿espeso? Lacan es espeso y ni hablar de su contundencia...
Me fuí a ver si no estaba equivocado en mi concepto de contundente y mira lo que encontré:
"Usamos más el participio activo contundente en su aplicación metafórica a los argumentos y a las razones, que en su valor propio, totalmente físico. Todo el grupo léxico nos viene del latín contundo, contúndere, contudi, contusum contundir, machucar, magullar, golpear fuertemente, aplastar: Contúndere áliquem pugnis es moler a uno a puñetazos; contúndere áliquem saxis es matar a uno a pedradas. Contudi et fregi exultantis praedonis audaciam = abatí y quebranté la audacia del pirata exultante." (el resto acá http://www.elalmanaque.com/lexico/contundente.htm)
Me fui para los fenicios pero que ganas de ser contundente alguna vez... hoy no lo soy sin duda ;)
¿De que se trataba? ah! del Espesor...
Pero claro, pues, la contundencia es bien distinta del espesor. La primera es sólida, el segundo es blando. Una contusión está en el vocabulario médico, el espesor, en el de cocina. Receta para hacer caramelo, por ejemplo, u otro tipo de cocimientos: cuando espese, retire del fuego... ¿y si ya se puso espeso? Peor: ¿si el requisito es que sea espeso?
Y del espesor de Lacan: te recomiendo encarecidamente que leas Imposturas intelectuales, de Alan Sokal y Jean Bricmont. Son dos físicos que desmontan, pieza por pieza, palabra por palabra, todas las aberraciones de los posmodernos cuando aspiran a fundar sus teorías sobre bases científicas. El capítulo sobre Lacan es imperdible. En el fenecido suplemento "Diagonal" del más muerto diario El Metropolitano escribí una reseña. No tiene que ver -directamente, al menos- con shilenidades, pero igual podría publicarla aquí, si te interesa.
Juegue nomás ;) o... me la mandas por mail :D shilenidades @ vb.cl ;)
No encontré el artículo. En todo caso, el tema es antiguo y hay mucha información en la red. En su momento fue un escándalo de proporciones, pero ya, al parecer, fue digerido por el posmodernismo, porque se sigue escribiendo un galimatías tras otro. Si la encuentro te la mando por e-mail.
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